La Serenísima República es un pez

Cuando la belleza parte de una armónica suma de imperfecciones, te quedas descontrolado ante ella, sin armas estéticas para encajar su extraño prestigio (Felipe Benítez Reyes: El novio del mundo).


Es un pez

La Serenísima República de Venecia.



Resulta difícil plantar un post sobre Venecia y no volver a decir tanto como ya se ha dicho.

Pero en fin.

Llovía. A cántaros. No paró de llover todo el tiempo que estuvimos allá. Así el tiempo, Venecia es gris y roja y algo verde (de los canales), pero sobre todo, llueva o no, Venecia es un pez. Vista desde el aire, con el ornamento zigzagueante de su Gran Canal por medio, no cabe duda de que, como decía Tiziano Scarpa, veneciano él mismo, Venecia es un pez. Miren, si no, la foto aérea de inicio del post.

palacio venecia

Es posible que conozcan algunas de las particularidades de la organización de la ciudad. Por si no, les cuento: mientras en toda Italia (creo) las calles se llaman «vías», en Venecia las calles, si no son anchísimas, son calles. Por ejemplo, esta es la Calle Calergi, por la que, si uno anda cogorza, acaba, como en tantas otras de la ciudad, yendo de cabeza al canal. En el rótulo indicador del nombre pone «Calle Calergi, vulgo Calesi». A ver si aprendemos en Cádiz y re-rotulamos la plaza Topete (vulgo «de las flores», o la Plaza Blas Infante (vulgo «plaza de toros»).

Palacio calle al agua

Curiosa esta otra «Calle Larga de la Doncella». La verdad es que Venecia debía ser una ciudad sede de muchas promiscuidades (no por nada es la ciudad natal de Casanova), para que a la única doncella que vivía en la localidad le pusieran una calle…

Calle de la doncella

(A no ser que fuera una errata y la calle se llamara, en realidad, «de la Doncella Larga»). Para los aficionados al italiano, véase la falta de contracción en la preposición y el artículo, no pone «della». Veneciano pre-unificación, supongo. En fin, aquí hay otro ejemplo de lo que les decía antes, que no conviene ir con una melopea desorientadora por Venecia a una hora entre dos luces. Uno puede ir pensando en las batuecas o escribiendo en el tuíter y…

Agua en la calle

Debido a las nulas mareas y al poco frecuente oleaje, el agua está a pie de acera y si vas despistado, allá tú.

Venecia

Al contrario que otras ciudades, organizadas por «cuadras», o por «manzanas», aquí las edificaciones se agrupan de seis en seis, por «sestieres». Probablemente se debe a lo poco frecuente de su organización en canales, que no facilitan la «cubicación», habitual en otras ciudades.

Sestier

El Puente Rialto es, obviamente, espectacular.

Venecia Rialto

Solo hay cuatro puentes que cruzan el Gran Canal: éste (Rialto), el de los Descalzos, el de la Academia…

Venecia Calatrava

… y el de la Constitución. Que es éste, el de la foto. Está cerca del Piazzale Roma, que es a donde llegan los autobuses «desde el continente». Este puente lo diseñó el amigo Calatrava, sí. Y a los venecianos no les gusta un pelo. Lo primero, la zona de cristal, con la lluvia, resbala. Mucho. Luego, los escalones van variando la medida de la huella, que es el nombre técnico, según parece, de «la profundidad»: eso no es ni la anchura (lo que mide de lado a lado) del escalón ni su altura (que técnicamente parece que se llama «peralte»). El caso es que uno va a largas zancadas en mitad del puente y caminando como un chino llevando un palanquín al inicio o al final. Vamos, haciendo el idiota, según oímos decir a un habitante de la ciudad (siempre elegantes y enemigos de hacer el ridículo). Casi por último, es difícil de atravesar para personas con movilidad restringida. Pero lo que peor llevan los venecianos, como buenos comerciantes, es el inesperadísimo incremento del coste del proyecto respecto del presupuesto inicial… ¿para qué enrollarme? Lo pueden ver con más detalle en algunas páginas de internet, como en ésta de «Calatrava te la clava«, por ejemplo.

Vayamos a cosas más amables. Que por la calle la fruta del mercado huele a verdadera fruta, por ejemplo.

Venecia Mercado

Que los escaparates (aunque sean de una charcutería) también aquí parecen muestrarios de joyerías.

Escaparate

Que la lluvia alejó a los turistas menos determinados (o con más tiempo), ofreciéndonos panoramas despejados y (ejjem) dddomantiquízimoz.

Venecia Vía Garibaldi

Que desde cualquier puentecito hay treinta fotos que hacer de los canales.

Venecia Canales

Que los venecianos se acuerdan de los científicos que la visitaron. En esta casa murió, intentando recuperarse de su enfermedad pulmonar, Johan Christian Doppler, que sabría mucho de física, pero no de biología, porque irse a Venecia a recuperarse de una enfermedad de los pulmones es como irse al Matto Grosso a recuperarse de la malaria.

Doppler

En fin, que Venecia es siempre espectacular, hay que rendirse ante la evidencia. Uno gira una diminuta calle y se topa de narices con iglesias como la de Santa María Assunta…

Venecia iglesia Sta María Assunta

… hace la típica foto del Puente de los Suspiros (se dice que se llama así porque por ahí pasaban los condenados desde las mazmorras hasta el sitio donde los ajusticiaban, y desde la calle se oían los suspiros que daban al contemplar por última vez la luz del día)…

Puente de los suspiros

… o se divierte viendo los capiteles de los soportales de la plaza de San Marcos, que pasan inadvertidos para tanta gente que solo ve el campanile y la enorme monumentería de alrededor.

Capitel San Marcos

Da igual. Venecia es una ciudad para perderse y reperderse por sus calles. La vez anterior que la visité, hace ya demasiados años, no pude darme el saltito con un vaporetto hasta Murano. Dudábamos si merecía la pena, porque lo imaginábamos una especie de zoco marraquechí donde los vendedores te asaltan para llevarte, secuestrado, a su tienda… Nada más lejos de la realidad.

A Murano se llega en un saltito con el vaporetto, y se atraca junto al elegante faro blanco de su muelle.

Faro de Murano

El billete de vaporetto es válido para realizar los trasbordos que uno quiera durante una hora. Un cuartito de hora para ir, y te quedan tres cuartos de hora en Murano si quieres volver con el mismo billete (siete euros, o así). Se hace corto.

La isla es muy paseable y muy tranquila (al menos cuando llueve, como ya digo era el caso). Uno compadece a los turistas pre-cámara-digital, porque en cada esquina hay una foto.

Murano más calle

Para promocionar a los artistas cristaleros, hay esculturas no permanentes de este material por toda la isla…

Murano por la calle

… y ya no digo nada de los escaparates. Tres cuartos de hora son pocos, merece la pena echar otro billetito de vaporetto y ver la isla con más tranquilidad. Si tienen tendencia a comprar cosas por la vista, déjenle su tarjeta de crédito a alguien más consecuente que Ustedes y hágale jurar que no se la devolverá por mucho que se lo pidan.

Murano escaparate

Y bueno. En cuanto a la comida, hay de todo. Por lo generla, la cosa es cara si uno no se organiza y es fácil caer en restaurantes trincaturistas. Hay quienes se piden unos sándwiches (los hay muy llamativos y contundentes en las barras de muchos restaurantes, y los exhiben, tentadores, cortados en diagonal), y hay quienes optan por la sempiterna pizza. Hay pizzerías impresionantes de aspecto que luego te desilusionan porque en tu casa te haces mejores pizzas…

Venecia Pizza

… (además de que te cobran tres euros por una botella de agua «mineral», que viene sospechosamente abierta desde la cocina). Pero con una buena guía en le bolsillo y sabiendo buscar, uno puede encontrarse en una misma calle (pongamos que la Calle Lunga Santa Maria Formosa) con una fantástica y acogedora enoteca llamada La Mascareta,

mascareta puerta

donde además te ponen unas tapitas de bresaola o de queso que se agradecen un montón,

Venecia Mascareta

y unos metros más para allá, como jugando con las palabras y con los conceptos de aperitivo y de cenorro en condiciones, está el restaurante Mascaron, donde se puede uno meter al cuerpo unos negrísimos espaghetti con tinta de calamar…

Venecia Mascarón

y, de postre, unos bizcochitos hechos con la misma masa de la polenta (de maíz), que se comen después de reblandecerlos un poco a base de mojarlos en vino dulce siciliano.

Venecia Mascarón postre

Le preguntamos al patrón por cómo se hacían y cómo se llamaban, y por la gentileza de interesarnos y alabárselos… nos trajo otra ración por la cara. Somos unos gordos: nos los comimos también.

En fin, que aunque sea difícil escapar del tópico en Venecia, siempre, siempre, merece la pena.

De vuelta a Barajas nos dimos cuenta de que la herencia grecolatina nos une más que nos separa. Los italianos y nosotros tenemos muchas cosas en común que parecen ser herencia de un talante meridional. No hay más que ver lo poco eficaces (para con nosotros, no para con ellos mismos) que son nuestros políticos y los de ellos, y el talento que tenemos para la desorganización…

Al salir de nuestro vuelo no había ni un solo cartel que nos indicara hacia dónde había que ir para recoger los equipajes. No, créanselo. Parte de la terminal estaba de obras y no había ni una indicación, dando como resultado que todo el pasaje desembocáramos en la zona comercial de la T4 mirando hacia todos sitios como un rebaño de cabras que hubiera sido repentinamente teletransportada a una sala del Louvre con la exposición integral de la obra de Caravaggio.

Menos mal que la Dama de los Lunares y yo, cuando viajamos, no somos turistas: somos viajeros. El turista se queda allí plantado esperando que le socorran, el viajero se busca la vida. De un golpe de vista decidimos que esa señora que pasaba a toda pastilla, con uniforme de una compañía aérea (cualquiera), nos podría indicar perfectamente dónde recoger el equipaje, y así fue. Cuando llegamos, después de un recorrido no poco intrincado, nos encontramos con el desconcertante espectáculo de las maletas esperando a sus dueños, girando huérfanas en las cintas, cuando lo normal es encontrar a los turistas esperando ansiosos a sus equipajes y rezando porque el personal de tierra no esté fumado, no haya confundido (por ejemplo) las etiquetas de las maletas que van al aeropuerto de Sevilla (SVQ) con las que van al de Moscú (SVO) (no iba a ser la primera vez) o rogando a los dioses del Ministerio de Fomento que no hayan anunciado más recortes esa mañana, con la posibilidad de que los empleados reaccionen con IRA ante el inminente ERE…

El resto del pasaje aún tardó un cuarto de hora en dar con el sitio.

Barajas maletas

El personal de tierra, mientras, discutía en voz muy alta sobre fútbol y mujeres. No hay tanta diferencia, es cierto, pero uno sabe cuándo está otra vez en casa.

Por cierto: este es mi post número cuatrocientos. Soy un verdadero jartible. A ver cuándo me entero de una vez de que los blogs no están de moda.

Un abrazo.

15 respuestas to “La Serenísima República es un pez”

  1. Juan Says:

    Aaaaaaay, mangurrian, ¿No os dio por pasaros por la isla de San Michele, aka la isla de los mueeetos?

  2. Confusio Segundo Nán Says:

    Bueno, lamento contradecirte pero son dos peces, comiéndose el uno al otro (o dándose un morreo, que no conozco la erótica de los pezones).

    De las seis ciudades que me propuse visitar, Venecia es una y he ido 7 u 8 veces, una semana cada vez, así que poco me enseñas. Eso sí, además de la Más Careta y el Más Carón, hay sitios que son Realmente Baratones. Haber preguntado.

    Todavía no he podido masticar bien lo de Trieste, que tanto me apetecía.

    Truffaut hizo una peli para homenajearte, Los cuatrocientos golpes.

    Besos a porrillo.

  3. glomus Says:

    Y lo rico que es volver a casa? Esa imagen final de Barajas me recuerda la sensación de nostalgia de los días inmediatos al retorno, en los que las sensaciones se van diluyendo en la vorágine del día a día hasta que se decantan, cual nematodos centrifugados, las perlas que realmente configuran la memoria de cada viaje. Verbigratia, ese Mundial 2010, corriendo en las tardes por Camposoto y con ricos cenorros en su compaña, por ejemplo.
    Espero que este viaje tan sabiamente narrado os deje como poso no una memoria, sino un futuro feliz.
    Hala, a portarse mal! Bezoz!

  4. Microalgo Says:

    La alegoría de los nematodos centrifugados me ha llegado al alma, Maese Glomus. A ver si la enana crece medio centímetro más y se nos vienen de veranito (por ejemplo), que sabe que hay camas por acá.

    Siete u ocho veces, Maese Nán… esa desviación de datos me recuerda a mi amigo Rímini, que decía que había estado en Moscú una o ninguna vez. Sí que tenía que haberle preguntado a Usted, ahora que caigo… para la próxima queda. ¿Cuáles son las otras seis ciudades, si no es indiscreción?

    Maese Juan: con el poco tiempo que teníamos, y la que estaba cayendo, no me veía yo paseando por un cementerio para levantar el ánimo. ¿Merece la pena (pregunto sin ironía, a lo mejor sí y nos lo perdimos)?

  5. Confusio Segundo Nán Says:

    Roma, Londres, París, Marrakesh, Venecia y Trieste.

    Solo me falta Trieste.

  6. ETDN Says:

    Ay, Venecia. Creo que me gustaría hasta con lluvia. Nostalgia inmediata.
    Maravilloso el librito de «Venecia es un pez» (jejje, ¿vosotros también buscasteis la columna esa en la plaza de San Marcos ;))

    Apúntese también «Marca de agua», de Joseph Brodsky (por cierto, enterrado en San Michelle, que sí merece la pena. Nosotros echamos una mañana entera allí, Claro que con luminoso sol de finales de septiembre.También reposan allí Stravinski y Diaghilev). Lealo ahora que tiene aún le estampa veneciana reciente en la memoria.

    Murano es para comprar la isla entera. Y Burano, un poco más allá, es pintoresca y como de cuento, con sus casas de colores. Volviendo en ese barco contemplé uno de los atardeceres más espectaculares que he visto nunca. Desde el mar, el sol poniéndose más allá de Venecia.

    Veo que han tenido un bien viaje, a pesar de que el tiempo no acompañara. Gracias por compartir un trocito aquí.

    muack

  7. ETDN Says:

    Y Ezra Pound, que lo he dejado en el limbo. Ay, no me resisto. Aquí unas foticos de San Michele, MUrano, Burano y ese atardecer…

    https://www.facebook.com/media/set/?set=a.2258701622060.2118894.1083976580&type=3

  8. Microalgo Says:

    Qué buen día te hizo… cabrona!!

    Para la próxima quedan, San Michele y Burano.

    A lo tonto, a lo tonto, he estado en las seis, Nán. Como «ciudad gonita-gonita», le sumaría una más: Edimburgo. Porque La Habana es decadente como una anciana ayer aristocrática y ahora indigente, Lisboa es decadente como una anciana loca dentro del manicomio, y México D.F. es un quinceañero con una ametralladora en la mano: puede ser divertido… ni no estás delante de la ametralladora.

  9. Filla Says:

    Me pongo a buscar billete de inmediato.

    (Esto no se hace, hombre…)

  10. Portorosa Says:

    Pues lo has conseguido, has dicho cosas nuevas. Y que además le quitan imagen de producto turístico y me dan ganas de ir.

    Doppler debía de saber lo mal que estaba, y pensaría: «Ya que me voy a morir, al menos me muero en Venecia».

    Un abrazo.

  11. anarkasis Says:

    una anotación húmeda, con final feliz en la t-4, luego de su 400ta anotación,
    No es que los bló dejen de estar de moda, es que ha entrado tanto tonto de golpe en interné que rompe las estadísticas, «dios los cria y ellos se juntan» en el facegó,
    ¡no los moleste, hombre!

  12. ClementeMat Says:

    Para ser el post 400, te ha quedado «gonito». La verdad es que en pocos lugares me he encontrado tan en casa como en Italia, y leyéndote dan ganas de volver a ir. Siempre me ha parecido que ir a Venecia sería más turístico que viajero, pero hemos de recordar que «viajar es un estado de ánimo».

    En total acuerdo con glomus … es curioso como trabaja la memoria.

  13. Salamandra Says:

    Y en Venecia estuve hace…. muchos años. Y cuando miraba para abajo se me mojaban los pies y cuando miraba para arriba me recordaba levemente a Cádiz.

    Y es otro de esos viajes que siempre preparo los domingos por la tarde cuando estoy aburrido y que descarto por caro. Hay que entender que me empeño siempre en buscar un hotel en el canal…

  14. Microalgo Says:

    Amo a vé.

    Hay maneras más baratitas de quedarse por Venecia. Los hoteles que están cerca (hay autobuses frecuentes) valen mucho menos… y seguro que tienen menos humedad. Y se puede tirar de bomida baratita por ahí, si uno se las sabe buscar. Hay que preguntar a Nán (el de Ángeles sobre Berlín), que se ha pateado bien la ciudad, como él mismo dice en un comentario a este post.

    Hale, aprovéchense del saber ajeno.

    Y merece la pena ver aquello, querido Mat. Una vez, al menos.

  15. Venecianos Famosos Says:

    Venecia aunque solo sean 119 islas en una laguna fue durante 1000 años una república próspera donde vivieron grandes personalidades historicas como Marco Polo , Tiziano, Tintoretto, Canaletto, Antonio Vivaldi, Giacomo Casanova y Vincenzo Dandolo.

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