Me tenéis ya muy loco (publicidad creativa).

―Manténganse constantemente al día ―le gritó una voz metálica―. Instálese una videopantalla retinal en el ojo menos cansado. No pierda el contacto con el mundo; olvídese de los resúmenes desfasados de cada hora.
―Apártate de mi camino ―masculló Morris.
El robot se hizo a un lado y Morris cruzó la calle junto con una multitud de hombres y mujeres encorvados.
(Philip K. Dick: Cuentos completos III. Campaña publicitaria).


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No hay ojo para tanto anuncio…
pero ojo con ellos.



Estamos ya acostumbrados. De tanto mirar las cosas, las observamos poco. Tómense su tiempo y despierten Ustedes a ese pequeño gamberro crítico que todos llevamos dentro: se van a divertir un montón.

Hace mucho tiempo leí (u oí, no lo recuerdo) que cuando una persona, estando sola, ve la televisión, su cerebro gasta menos glucosa que cuando sueña. Es una especie de encefalograma casi plano, si Ustedes quieren entenderme. Sin embargo, si eran dos personas las que miraban juntas la pantalla de un televisor, la cosa cambiaba. ¿Por qué? Parecía ser (eso decían) que el poder criticar con otra persona lo que veían volvía sus cerebros más activos.

Y a eso voy. Uno va solo por la calle, o viendo la tele, o con su ordenador, y lo mismo ni se cosca de lo que ve. Pero, ah, si uno va pensando en hacer un post gamberro sobre el absurdo que muestran las pantallas y paredes cotidianas, la cosa cambia. Un ratito de observación y uno pilla todo esto:

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«Recién hecho para ti desde 1954». Lo mismo en 1954 estaba bueno. Y tratándose de lo que se trata, hasta en 1955 habría sido yo capaz de comérmelo, en caso de necesidad e inanición (esa comida debe de tener tantas toxinas que no creo que haya bacteria que la ataque). Pero después de sesenta y dos años no creo que la cosa siga igual de fresca.

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No era mi ordenador, así que no hice un pantallazo (habría salido con más calidad). Arriba, en la barra pone: «Este ordenador dejará de recibir actualizaciones de Google Chrome porque ya no es compatible con Windows XP y Windows Vista». En la barra negra justo debajo dice: «Hemos detectado que estás usando una versión antigua de Chrome. Actualízala y navega con seguridad». A la derecha dan una opción que se puede pulsar que es «Actualizar Chrome». Yo creo que si le das, se acaba el mundo, o algo.
(Una consideración aparte sería la de aseverar que hay un círculo del Infierno reservado para Bill Gates, por hacerle a la peña las putadas que este tipo perpetra, pero en fin, no es el objeto de este post abundar en el tema, que es el signo de nuestro siglo: tanto estafas, tanto vales).

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Que la marca «Porcelana Oxford» (registrada) se fabrique en Brasil seguro que hace llorar a muchas viejecitas inglesas. A lo peor tiene que ver con el Brexit, y todo.

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Esto está muy cerca de mi casa. Compran mi vieja prótesis dental. Mi prótesis dental. Que la compran. Ellos. Vamos a ver: ¿QUÉ CARAJO VAIS A HACER CON MI VIEJA PRÓTESIS DENTAL? ¿Se la vais a pasar a otro, baratita? ¿La vais a vender en un país del tercer mundo? ¿Con las que consigáis vais a fabricar adornos para ponerlos encima de la mesita del televisor de alguna familia gótica? ¿O qué?
Ahora bien, se ve que estos publicistas son profundos conocedores de la idiosincrasia ibérica, porque el asterisquito (estrellita, más bien) de ese anuncio lleva a una línea más pequeña abajo (me encantan esas líneas, luego les pongo otra deliciosa), que dice que te la compran sólo «al realizar cualquier tratamiento de implantología o renovar tu prótesis». Ojo, parecen decir: que no nos vale que saques la navaja o la recortada, te vayas a un centro de día en una feliz jornada de atraco a la tercera edad y aparezcas luego por aquí cargando un saco con trescientas prótesis. Esas no te las vamos a comprar, que lo sepas. No, ni las que consigas en el cementerio tampoco, ¿vale? Estupendo. Vayamos luego a tonterías.

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Esta fue con el cambio reciente de hora: a las dos serán… LAS UNA. Ole ahí los becarios bolcheviques güenos que trabajan en la televisión pública con un contrato en prácticas sin cobrar sueldo. Se la han metido doblada, a los jefes. Con un par. Ahí, vengándose, haciendo sangre.

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Esta es otra de esas líneas pequeñitas «que aparecen abajo». El anuncio, no sé si lo habrán visto, lo protagoniza un tipo superatlético e hipercachas que, aunque fuera de su casa está cayendo la de Noé, pilla su Aifonsiete, lo pone sobre el manillar de su bici y hale, sale a pillar unos cuantos neumococos del tamaño de un collar de sandías. Porque el Aifonsiete es la hostia y resiste el agua que no veas. Eso sí, durante un momentito, al final del anuncio, mientras te ciegan con la manzanita mordida, abajo puede leerse con relativa claridad: «Subject to availability (no te creas que cualquiera puede tener un Aifonsiete, esto es sólo para la élite) (No, eso no lo pone, es una disquisición mía. Pero sigue:) Liquid damage not covered under warranty».
Con dos cojones.
Es decir, saca tu móvil de mil y pico euros a hacer el gamba con la bici un día de tormenta, porque te juro por mi gato muerto que el dispositivo es resistente al agua. Pero que sepas que si se te escoña es porque eres un panoli, porque la garantía no cubre el daño por líquidos (tal que el agua de lluvia, por poner un ejemplito). Total, que si se lo compran, ni se les ocurra hacer lo que el tipo del anuncio, porque el que lleva él en la bici es más de palo que la patita derecha de John Silver. Aunque si se les estropea, por cierto, vayan y cómprense otro. Pringaos. Loosers. Boloblases.

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Esta me encanta, pero es que no sé por dónde empezar. Tal vez «sanación energética» sea lo más sabroso. «Tratamiento natural de la enfermedad y el dolor» también está bonito, o «inteligencia emocional para niños», que también tiene, seguramente, su encanto, aunque no creo que tanto como la «arte-terapia». Confieso que tuve que buscar qué era la diafreoterapia, y les confieso también que después de leer lo que era me quedé igual que antes. Tiene que ver (dicen) con el tratamiento integral de cuerpo y mente, pero no sé si es a base de estiramientos, de manguerazos o de calambres. Bueno, en realidad me da lo mismo: como se me venga encima un diafreoterapeuta llamo a un guardia y le pongo una orden de alejamiento. Y a todo esto, ¿qué coño hace el karate, cosa seria y disciplina olímpica, metido ahí en medio? Si el Maestro Funakoshi levantara la cabeza y entrara en el local se iba a poner a repartir leches como para alicatar tres cuartos de baño…

En fin. Que me tienen ya muy loco, estos de lo audiovisual. Y que podría ir por la calle en ese estado que mencionaba antes, de encefalograma-casi-plano, pero menos mal que los tengo a Ustedes para comentar esto, y así nos entretenemos un poco, echamos unas risas y evitamos tener que ir luego al diafreoterapeuta. Que lo mismo hasta nos cobra una pasta, y todo, y con el poder adquisitivo perdido seríamos ya incapaces de adquirir un Aifonsiete, más o menos resistente al agua y muy sujeto a disponibilidad.

Las cosas.

 

 

 

4 respuestas to “Me tenéis ya muy loco (publicidad creativa).”

  1. Salamandra Says:

    Respecto a las hamburguesas, muy bien podría ser de 1954 atendiendo a esto:
    https://purethera.com/2013/04/25/my-little-happy-meal-turns-four/

    Lo del móvil es porque por lo visto la gente salía de fiesta, metía el móvil en un gintonic y llamaban para que vibrase. Y claro una cosa es aguantar un poco de agua y otra vibrar metido en alcohol.

    Lo de danza del vientre me apunto, pero de espectador.

  2. Microalgo Says:

    Yo también de espectador, que si bien el mundo no debe ser un paraíso para nadie, tampoco conviene excederse y traumatizar a la peña.

  3. Anaxágoras Says:

    Muy bueno el post. Si no fuera tan perezoso, me pondría a hacer fotos de los «titulares» y «subtítulos» de la tele, que son la monda, y los reenviaría para reirnos un buen rato.

    Por cierto ¿quién usa el Chrome? Lo suyo es el Mozilla Firefox (a modo de híbrido entre monstruo japonés y avión a reacción). Y si el mundo mundial se pasara a Linux, y a todo el resto de software libre (¿de dónde creen que proviene Android y las apps?) ya verían los de windows lo que valía un peine.

    • Microalgo Says:

      Razón no le falta en absoluto, Maese Anaxágoras. De todas maneras, el Windows habría que desprivatizarlo (ya que el término «nacionalizarlo» no se aplica, lo suyo es hacerlo internacionalmente), que ya lo ha amortizado el Gafotas.

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