Inventaron un cristal que dejaba pasar las moscas. La mosca venía, empujaba un poco con la cabeza y, pop, ya estaba del otro lado. Alegría enormísima de la mosca. Todo lo arruinó un sabio húngaro al descubrir que la mosca podía entrar pero no salir, o viceversa, a causa de no se sabe qué macana en la flexibilidad de las fibras de este cristal, que era muy fibroso. En seguida inventaron el cazamoscas con un terrón de azúcar dentro, y muchas moscas morían desesperadas. Así acabó toda posible confraternidad con estos animales dignos de mejor suerte (Julio Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas: Progreso y retroceso).
Parece que la homeopatía no es capaz, todavía, de curar la estupidez. Otras horribles enfermedades que se creían incurables, sin embargo, parece que sí, como comprobarán si le echan un ojo a este enlace.
En efecto, amigos. La homosexualidad, esa lacra que amenaza con devastar el planeta desde sus cimientos más profundos, esa deformidad horrenda que puede hacer tambalearse la herencia grecolatina… digo latina de la que los occidentales somos acreedores, puede ser curada (¡al fin!) mediante unas pildorillas que están compuestas de azúcar en su práctica totalidad, siguiendo los dictados de esa rigurosísima ciencia que es la homeopatía.
Pero, oh, pavor. Oh, cómo asoma la mano del maligno por entre los pliegues de las inmaculadas batas de nuestros más egregios científicos (no sabemos qué hacía ahí, la mano). En realidad, los descubridores de tal panacea afirman que lo que consigue el tratamiento es invertir la tendencia sexual de los sujetos que (siempre voluntariamente, según el texto) se sometan a él.
¿Qué pasaría, pues, si un hombre recto y virtuoso, de esos como Dios manda, de los que gritan íberos piropos a las doncellas paseantes y se ufanan de llevar los pantalones en casa, si un verdadero macho, digo, fuera sometido (con su consentimiento o el de sus hartísimas esposas) al mágico tratamiento? ¿Correría a escuchar el último gran éxito de Mónica Naranjo y se compraría toda la filmografía de Barbra Streisand?
También puede que una parte de la población (de cualquier sexo), decepcionada por los tan frecuentes fracasos de pareja que degradan a esta sociedad podrida y hedonista, decidan probar, azuquítar mediante, con el otro bando… no sé si habría más fugas hacia acá o hacia allá, la verdad. Así que no creo que pudieran, al fin y al cabo, arreglar nada, ya que el remedio podría ser peor que la mortal, ignominiosa, vergonzante y virulentísima enfermedad que trataba de curar.
En fin, las cosas.
Jue 09 junio 2011 a las 12:01 pm |
de ahora en adelante multieterogaylesinvertida,
iiiiiiiiiiiiiiii, ¿no será , que se quedaron así de probarlas?
Jue 09 junio 2011 a las 1:48 pm |
Pues lo mismo, Dama Anarkasis…
Pero no me diga que la cosa no tiene coña.
Jue 09 junio 2011 a las 3:35 pm |
Ya hay algo perverso en tener una opinión (buena o mala) sobre lo que la gente hace libremente y sin coacción en la intimidad de sus camas. Las prácticas sexuales de la gente no nos deberían parecer ni bien ni mal, simplemente ¡no son asunto nuestro!. ¿Te parece bien o mal que se haya comprado el vecino un edredón color berenjena en lugar de uno verde bosque? ¡Joer! ¡Yo qué sé! ¡Me da igual!. Pues con esto lo mismo.
Pero no sólo no respetan al resto de las personas sino que además las juzgan y no contentos con semejante desfachatez, las condenan.
Y ya si todo esto lo aderezas y rebozas en homeopatía, es el acabóse de la estupidez cabrona a la que puede llegar el ser humano.
Ainsss, qué fatiga, cuánto lelo suelto. ¿Y si compramos bolicas y las pasamos entre dos imanes y vendemos homeopatía magnetizada diciendo que el magnetismo potencia la memoria del agua? Yo es que a veces ya me canso de pelear, quizás deberíamos sacarles la pasta en lugar de discutir con ellos.
Jue 09 junio 2011 a las 10:43 pm |
Que se coman esos científicos alemanes sus brotes de soja con E. coli, a ver si les muta dentro y les convierte en boxeadores finlandeses.
O algo.
Vie 10 junio 2011 a las 8:34 am |
O algo, sí. Si hago un comentario sobre pajas en el ojo ajeno la cosa se va a salir de madre (que los conozco), así que mejor lo dejo.
Y bueno, Dama Ronronia. Es que me pone Usted unos ejemplos… Porque lo del edredón color berengena es de pena capital. Un atentado contra la moral que, pensando en el futuro de nuestros hijos, ni debemos ni podemos tolerar. No se pueden perder los valores eternos de los edredones verde bosque. Hasta ahí podíamos llegar…
Vie 10 junio 2011 a las 9:52 am |
Evidententemente no se han enterado de nada.
Los únicos edredones canónicos son de flores, aunque puede que admitamos el rito noroccidental de edredones de patchwork…
Vie 10 junio 2011 a las 10:07 am |
…¿esto quiere decir que los gays se toman el cafelito sin azúcar…?
Vie 10 junio 2011 a las 10:08 am |
Oiga… ¿y eso de meterse cosas por donde «amargan» los pepinos… tiene algo que ver con esta falta de azúcar…?
Vie 10 junio 2011 a las 10:24 am |
Vie 10 junio 2011 a las 11:48 am |
Juaaaa, jua juaaaa!!!
Lun 13 junio 2011 a las 10:10 am |
Ja, ja, que bueno… y lo de cerveza homeopática ¡¡¡???
Lun 13 junio 2011 a las 1:47 pm |
Oiga pues tal como está el patio, no descartemos ninguna opción, no nos cerremos puertas..cómo dice que se llama la pastillita? ;)
Lun 13 junio 2011 a las 1:57 pm |
Da igual cómo se llame, Dama Aliena. Tómese un Lacasitos, que le va a hacer el mismo efecto y, como ventaja, están rellenos de chocolate.
Y Usted y yo deberíamos hablar, Maese Rímini. Sí, de algo parecido a la literatura.
Mar 14 junio 2011 a las 11:53 am |
Hablamos. Y aproveche este entregadísimo foro para lanzar la idea al viento.
Jue 16 junio 2011 a las 7:14 am |
¿Y si te tomas una sobredosis mueres no de un colapso sino de una indecisión supina? ¿Tienes el prospecto?
Jue 16 junio 2011 a las 10:14 am |
O de ninfomanía múltiple y total.
Lamentablemente no, no tengo el prospecto. Lo diluí en agua y me lo inyecté. No ha hecho efecto, o al menos no el esperado. Ahora me siento atraído por salamanquesas que tocan la trompeta. O algo. No lo tengo claro del todo.