La vida como estafa

Mi esperanza come aparte, y contra eso no hay nada que se pueda hacer hasta que definitivamente no se pueda hacer nada; y dime tú, si lo sabes, quién alimenta mi esperanza que yo no lo sé. Me cuesta entender y me hace daño verla renacer una y otra vez tan hermosa después de tantos años, de tantos daños. Dime tú quién es el maldito que le pone esos filetes de medio kilo en su comedero cuando no miro, dime de dónde sacará toda esa bollería industrial con la que se embucha, ¡Dímelo ostias! Dime cómo puede ser que engorde y engorde a pesar de todos los pesares, a pesar del cementerio de desengaños que acumulo en mi jardín, a pesar de todas las evidencias que le susurran al oído: “esfúmate imbécil…”, de tantas señales como la impelen a desvanecerse, a coger la pala del cobertizo y empezar a cavar, a cavarse, a acabarse, a adelantarme ni que sea un poquito el engorro de tener que ser yo quien la entierre, ¡Yo! ¡Encima!, después de tantas falsas ilusiones, ni a quitarme un poco de trabajo se digna, después de seguirme engañando después de tantos años; coge la pala y cava, perra, ahórrame ni que sea el tener que salir al jardín en un día de lluvia, porque el día que te estalle el buche lloverá como siempre, y me tocará calzarme las katiuscas una vez más y embarrarme hasta los tobillos para luego embarrar mi casa mientras contemplo a través del ventanal esmerilado por tantas gotitas mi última esperanza, transformada ya en desengaño, descansar junto a las otras mil enterrada en el lodazal de desilusiones de mi jardín (Lenisio Dimas: Raramente tengo ideas).


Guante verde

¡Al ladrón!



Últimamente tengo la impresión de ser continuamente estafado. No me refiero al engaño que supone la inexistencia del happy end que ha tratado de hacernos creer el cine estadounidense. Eso lo tengo asumido. Y que, como decía el gran Jardiel Poncela, el amor es un elástico sujeto entre los dientes de dos personas: siempre uno suelta y le da al otro en la cara. Eso también lo tengo más que asumido.

Y que nos morimos, que el tiempo nos arrasa y que todo es decrepitud y desgaste.

Eso lo sé: nadie me ha engañado en eso.

Me estoy refiriendo a cosas más tangibles. El coche de segunda mano que empieza a fallar en el momento en el que se acaba la garantía, y que probablemente tuvo una avería previa o un accidente anterior que el vendedor te ha ocultado. La factura de la luz que se duplica casi de manera impune. Los bancos que modifican unilateralmente sus contratos contigo (a su favor siempre, cómo no). Y de las compañías de telefonía ni les cuento.

Los constructores que te dicen en la cara que cuando llueve es normal que haya goteras [sic], y que no me dejan mi espacio para investigar en mi laboratorio, por el que me he pegado quince años trabajando, porque por el cuadro de luces, cuando llueve, entra el agua como en un adorno chino de sobremesa. Y hay que soportar que te digan (encima con una sonrisa sarcástica) que no te preocupes, que todo lo van a ir arreglando, que están sopesando el protocolo de actuación para remediarlo. Yo, mientras, voy a sopesar el protocolo de actuación para cagarme en toda tu puta madre.

Y claro.

Los bancos que piden una millonada a los estados mientras sus directivos cobran una millonada en concepto de primas (más su salario).

Los presidentes de gobierno que se van por la tangente más secante cuando les preguntan en público si no se les cae la cara de vergüenza por dirigir un país que vende armas a países que se pasan los derechos humanos por el forro de los testículos (y a veces armas muy chungas, porque aunque lo son todas, unas lo son más que otras) (no ataco a un presidente en concreto: los dos más probables habrían dicho exactamente lo mismo).

Los que gritan para conseguir lo que quieren y lo consiguen. Los que afirman que el que no roba es un gil y se remiten a los hechos para apuntalar sus teorías y su manera de actuar.

En fin, la impunidad de los que te tangan y se parten de risa en cuanto te das la vuelta. El vendedor de coches, el jefe de obras, el de la compañía eléctrica, el director del banco, el presidente del gobierno, en fin, cualquiera.

Por eso un tipo honesto es un tesoro, aunque sea un tesoro peligroso. Para aquellos a quienes deja mal y para aquellos que lo ponemos como ejemplo, porque si nos equivocamos reforzamos el argumento de los estafadores.

En fin, queridos barra as. Que hoy el día está gris y yo he vuelto a ver el suelo en detalle. Por supuesto que no es grave, no tengo cerebro para que estas cosas me afecten demasiado.

Era solo por el desahogo. A ese derecho y a un poquito de esperanza me niego a renunciar.

17 respuestas to “La vida como estafa”

  1. carrascus Says:

    Gásteselo usted en cerveza, hombre… verá como a la decimotercera todo empieza a darle igual…

    Por cierto, y ya que habla usted de políticos y de vergüenza… ¿ha visto lo de Obama…? Está formando un equipo de Gobierno, le salen rana dos o tres miembros, los manda a hacer puñetas… y luego el tío sale en la tele PIDIENDO PERDÓN por haber pensado en ellos para el puesto… estas cosas aquí no pasan, verdad?

  2. Princesa sin sapo Says:

    Pues qué quiere que le diga… Mientras estaba comiendo hoy con mi jefe (me tocaba) empezó a granizar y tuvimos que esperar a que escampara la feroz lluvia para salir. Vinimos castigados por un viento inclemente, y ahora que estoy en mi sitio, con la calefacción puesta y a cubierto, sale un sol maravilloso. Podría maldecir en arameo, por ejemplo, y sin embargo disfruto este adelanto de la playita de Fuerteventura.
    Que los timadores y estafadores, y todos los listillos de turno nos joroban bastante, sí, es cierto, pero me juego lo que sea que en ese pulso han perdido también la capacidad de disfrute que mantenemos quienes vivimos a merced de sus jugarretas pero que no nos dejamos contagiar de su estrategia. Como de este sol, por ejemplo, que ellos maldecirían y yo gozo.
    Y de todas maneras, si tiene ganas de solazarse en su mal día, recuerde que «some days you are the statue and some days you are the pigeon» (y hoy su ánimo parecer ser de estatua cagada por las palomas…).

  3. ETDN Says:

    Anímese, hombre. Es cierto que el tiempo no ayuda y que el invierno empieza a hacerse largo. Y que hay momentos en que uno se cansa de ser optimista y de verlo todo en positivo, sobre todo porque la realidad tiene la fea costumbre de contradecir la armonía y la paz que nos gustaría tener.

    Pero siempre hay otros momentos que compensan. O que descongelan futuros (ejem, autopubli para que te pases por mi blog).

    Y yo siempre estoy a favor del desahogo (qué le voy a contar a usted, en fin). Orejas que te escuchan y hombros en los que apoyarte no te faltan.

    besote y abrazo prieto, prieto

    pd.- no conocía el dicho que refleja Princesa sin sapo, pero me ha encantado eso de la estatua y la paloma.

  4. margherita dolcevita Says:

    ¿Timos legales? Es usted un descreído. Yo me compré una casa hace 4 años de nueva construcción y ¿sólo porque la base del edificio tenga una grieta de un metro de ancha y la constructora no se haga responsable; o porque tuviésemos que ocupar la casa de unos amigos un par de meses porque el seguro del hogar que pago religiosamente no se hacía cargo de una avería y me decía que era mejor que el resto de los vecinos (somos 9 portales con unas 36 casas por portal) abrieran su casa y que ellos no hicieran nada; porque mi coche comprado de paquete tuviera una vida de unas 10 horas antes de romper completamente su motor; por pagar 50 € de luz en una casa que no habito desde octubre; sólo por esas tonterías voy a pensar que me timan?…. Vale, sí, lo pienso, lo siento.

  5. Microalgo Says:

    Digo yo, Margherita, de empezar a quemar cosas.

    ¿Ha visto Usted «Un día de furia»?

    Pues algo asín. Creo que confían demasiado en nuestro pacifismo. Y no saben lo que es capaz de hacer un biólogo con una plaquita de Petri.

    En fin.

  6. Princesa sin sapo Says:

    Pues mire, se empieza de a poco. A mí me timaron los de VODAFONE (lo pongo así, en letras grandes, pa’ que eviten usar esa compañía, si pueden) y a mi media naranja los de APPLE (léase MAC, nunca os compréis uno). Pero me negué a pagar la ínfima cuenta de 1,04 euros (sí, UN euro con CUATRO céntimos) por un servicio de Vodafone del que NUNCA disfruté. El monto no es nada, menos de lo que cuesta un café (al menos aquí en Madrid), pero era un agravio. Y dije en mi banco que no admitía recibos de Vodafone, ni ese ni ninguno.
    Comprendo que no se puede hacer eso con el recibo de electricidad o con la hipoteca, pero muchas veces tragamos mucho más de lo que deberíamos…

  7. cieso Says:

    Nada, nada, pillese el rollo del WC y escriba en cada hoja el nombre de esos tipos, y dele uso en cuanto tenga ocasión. Verá como se le quea el ánimo.

    Y Carrascus, no me incentives a la parroquia al alcoholismo, que van a acabar todos como tú

  8. Microalgo Says:

    Hicks.

    Tarde.

    Hicks.

  9. Salamandra Says:

    Yo por mi parte como no me encontraba muy bien he hecho unas cosas y me he venido a casa.

    Después he visto esto:
    http://meneame.net/story/filtra-acuerdo-para-acabar-p2p-obras-copyright-acta

    Y tu post.

    Que les vayan dando

  10. Sérilan Says:

    Ha descrito usted de maravilla querido Micro, lo que yo llamo «atragantarse con la vida»
    Ya ve que no está solo en ese mar de estafas y decepciones. Vivimos diariamente impulsados por una invisible maquina que nos lleva, nos arrastra a su antojo casi sin darnos cuenta, y el dia que nos damos, pués eso…nos atragantamos.
    La clave para saltar el charco..?? mire en su interior, solo allí podrá recargar pilas.
    Y mande a la mierda a alguien o algo de vez en cuando..!!!

  11. NáN Says:

    El libro «Gomorra», de Saviano (hay que leerlo; en realidad es una libro que nos cuenta la economía real; es algo parecido a lo que hizo Marx metiéndose en la fábrica de Engels y anotándolo todo para luego escribir «El capital») comienza con 4 citas.

    Una de ellas es una frase sacada de un teléfono pichado (supongo que el de alguien que «manda»):

    «La gente es escoria y debe seguir siendo escoria».

    ¿Cómo os sentís, gente?

  12. laluli Says:

    Como te comprendo… es que estoy de obras en casa!

  13. Microalgo Says:

    Uh.

    Es lunes y he dormido bastante poco.

    Voy a esperar un ratito antes de deprimierme del todo…

    Gracias por los ánimos, Seri. Y ánimo, Luli.

  14. Margherita Dolcevita Says:

    ¿Has dicho quemar? ¿Y matar? ¿No? ¿Matar no? ¿ein, ein? ¿No lo ves bien? Aaaaaaaaanda, sólo un poquito

  15. Microalgo Says:

    Uh, no está el horno para bollos, Margherita.

  16. Sérilan Says:

    Madre mía como está el lunes..!!!

  17. Microalgo Says:

    Pues chungo, Dama Sérilan. Me apresto a plantar otro post más amable. En un ratito.

    Besos.

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